jueves, 16 de diciembre de 2010

A quien madruga dios no existe

Mañana tengo que madrugar. Madrugar mucho. Es una de esas cosas que tiene la vida que no soporto y que creo que nunca llegaré a soportar. Por ejemplo, puedes pedirme que aguante toda una noche de fiesta o incluso dos seguidas, y las aguanto. Aunque a veces bebo mucho y me quedo durmiendo la mona en la calle. Ahora bien, me pides que me levante a las 6 de la mañana y me entran todos los males del mundo. Da igual que haya dormido las 8 horas reglamentarias, hay una fuerza sobrenatural en mí que me impide levantarme. Mi madre dice que eso le pasa a todo el mundo y que yo no soy especial. Y puede ser sí. Pero ahora os pregunto una cosa, si cuando os suena el despertador a las 6 de la mañana os dieran a elegir entre levantaros o moriros, qué diríais?


Yo siempre siempre siempre digo muerte, siempre.